LA PERFECCIÓN Y EL SUFISMO
José R. Delfín
El Sufismo es una de las cuatro ramas o movimientos más conocidos del Islám, siendo los otros tres el Sunnismo, el Chiísmo y el Jariyismo (1), y es, principalmente, una doctrina mística que profesan ciertos mahometanos, principalmente en Persia.
Pero para conocer el Sufismo, aunque sea de forma somera, es imprescindible referenciar su origen, su génesis: En el siglo segundo de la Hégira (2) fue cuando se comenzó a utilizar la expresión sufismo como cajón de sastre, habida cuenta las denominaciones que se utilizaban para definir diferentes forma de espiritualidad dentro del Islam: Futuwa, que son determinados movimientos de caballería espiritual; Zuhd, que significa una determinada forma de ascetismo; Ubbad, fevor religioso y también Ribát, que son ciertos movimientos militares, como las rábitas (3). En cierta época incluso llegó a ser considerado dentro de las ciencias tradicionales islámicas como una más, pero a la vez algo especial, toda vez que estaba relacionada con la falsalfa (filosofía islámica); fiqh (la jurisprudencia); kalaam (la teología); ‘aqida (la cosmovisión), o tafsir (la exégesis coránica). En Occidente el término es usado para referirse a grupos de carácter esotérico (que la mayoría de las veces están desvinculados del Islam), o como determinados movimientos, desde integristas a moderados o modernistas. Pero no queda ahí, el Sufismo también se utiliza para denominar la cortesía con cada instante, en toda circunstancia y en todo momento: cortesía espiritual (Adab) y, principalmente en Persia, también es una doctrina mística que profesan ciertos mahometanos. Visto lo anterior, se puede deducir que el Sufismo es algo así como la luz que ilumina el camino para alcanzar la perfección. Pero existe una leyenda sufí que, bajo mi punto de vista, nos dice que no es así:
Nasrudin había salido de su tierra hacía muchos años y cuando volvió a su pueblo se encontró con un amigo de la juventud, por lo cual ambos se alegraron y, para celebrar el encuentro y conversar, se fueron a tomar una taza de té. Tras contarle el amigo como le habían ido las cosas durante su ausencia, le preguntó a Nasrudin:
-¿Te casaste?
-Te diré la verdad, –respondió Nasrudin- lo pensé muchas veces. Incluso pasé gran parte de mi vida buscando a la mujer ideal para mí. Una vez, en el Cairo, encontré a una chica que era muy hermosa, de ojos verdes como las esmeraldas, pero era bastante antipática. Más tarde, estando en Bagdad, conocí a otra mujer que llamó mi atención: esta era muy inteligente y cariñosa, pero no era guapa. Siempre que encontraba alguna que podría ser la mujer perfecta para mi, o era fea, o era muy vieja o le faltaba algo. Pero un día, la encontré: Era bella, muy hermosa, joven, inteligente y caritativa. Era perfecta en todo.
-¿Entonces por qué no te casaste? –le pregunto su amigo.
-Tuve mala suerte –dijo Nasrudin, sorbiendo un trago de té-. Ella también estaba buscando al hombre perfecto.
Y pensar que todo esto salió porque supe de esta leyenda Sufí…
omo se puede apreciar, un lío. Muy respetable, pero un lío. O tal vez no y solo sean cosas mías.
NOTAS
(1) El sunnismo es la corriente religiosa de los ortodoxos musulmanes (siempre en viva oposición a los Chiitas heterodoxos) y sigue con toda fidelidad las tradiciones sobre las palabras y acciones del profeta Mahoma.
El Chiísmo se diferencia del sunnismo por el hecho de haber introducido en el Islám el tema de la Pasión (martirio de Husayn y otros), la idea del carácter semidivino del imán y la del “retorno” del imán muerto o desaparecido (doctrina del “imán oculto). El chiísmo duodecimano (que reconoce a doce imanes) es la religión nacional de Irán desde el siglo XVI. En Iraq es minoría frente a la mayoría sunnita.
El jariyismo, a diferencia de los sunníes, que consideraban que el califa debía ser un árabe miembro de la tribu de Quraish, y de los chiíes, que consideraban que debía ser Alí o un descendiente directo suyo, piensan que la dignidad califal emana de la comunidad, que debe elegir al más digno aunque sea un esclavo negro.
Su rigor en lo referente al cumplimiento de los preceptos del Islám tiene como contrapunto una gran tolerancia hacia las otras religiones.
Los jariyíes tuvieron en su momento una gran influencia, habida cuenta que tuvíeron una gran importancia cualitativa y cuantitativamente. En la actualidad los pocos jariyíes que quedan pertenecen a la secta de los ibadies y viven en el sultanato de Omán, en Zanzíbar y en algunos islotes del Magreb.
(2) La Hégira (al-Hiÿra) fue el comienzo de la nueva era del Islam; la denominación que marca el tiempo desde que los musulmanes, huyendo de la estrechez a la cual le tenían sometidos los señores de Meca, emigraron hasta Medina. Y aunque algunos la consideren como la época del inicio del Islam, la realidad es que ese desplazamiento significó la ocasión elegida para fijar el comienzo del calendario islámico ya que el Corán había comenzado a ser revelado trece años antes de ésta.
En la actualidad el calendario de la Hégira marca el año 1425.
(3) Aunque el ribát es más conocido como edificio militar islámico de carácter singular, es también una institución sustitutiva del deber patriótico del “esfuerzo militar islámico”.
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